El masaje mejora la elasticidad de la piel y la microcirculación de la sangre. Ayuda a suavizar las arrugas, unifica el tono de la piel, tonifica los músculos de la cara y el cuello. Los resultados son visibles de inmediato, la piel se vuelve más sana y firme.
Al estimular el sistema circulatorio el masaje consigue que los nutrientes y el oxígeno se transportan mejor por toda la piel, lo que contribuye a que el rostro se vea más sano, joven y terso.